El herpes zóster, comúnmente conocido como culebrilla, es una infección viral causada por el virus varicela-zóster (VVZ), el mismo virus responsable de la varicela. Tras una infección inicial de varicela, generalmente durante la infancia, el virus permanece latente en los ganglios nerviosos del cuerpo. Años después, puede reactivarse y provocar herpes zóster.

Origen

El origen del herpes zóster se encuentra en la reactivación del virus varicela-zóster. Aunque no está completamente claro por qué el virus se reactiva en algunas personas y no en otras, se cree que factores como el estrés, la inmunosupresión y el envejecimiento pueden jugar un papel significativo.

 Transmisión

El herpes zóster no se transmite de persona a persona en la forma en que lo hace la varicela. Sin embargo, una persona con herpes zóster puede transmitir el virus varicela-zóster a alguien que nunca ha tenido varicela ni ha recibido la vacuna contra la varicela. En tales casos, el individuo expuesto podría desarrollar varicela, pero no directamente herpes zóster. El virus se propaga principalmente a través del contacto directo con las lesiones abiertas del herpes zóster, pero no a través de la tos o los estornudos.

 Efectos secundarios y complicaciones

Aunque el herpes zóster puede ser muy doloroso, la mayoría de las personas se recupera completamente. Sin embargo, puede tener algunas complicaciones serias, especialmente en personas mayores o con sistemas inmunitarios debilitados. La complicación más común es el dolor crónico en el área afectada, conocido como neuralgia postherpética (NPH), que puede durar meses o incluso años después de que la erupción haya desaparecido. Otras complicaciones incluyen infecciones bacterianas secundarias, ceguera (cuando el zóster afecta el ojo), debilidad muscular, o incluso parálisis facial si el virus afecta ciertos nervios faciales.

Localización de brotes a nivel facial

Cuando el herpes zóster aparece en la cara, puede afectar gravemente a los ojos y es conocido como zóster oftálmico. Este tipo de herpes zóster se produce cuando el virus se reactiva en el nervio trigémino, uno de los nervios craneales, provocando una erupción cutánea en la frente, la nariz y alrededor de uno de los ojos, que puede amenazar la visión si no se trata adecuadamente. También puede causar dolor intenso, enrojecimiento, hinchazón y, en algunos casos, cambios en la visión.

La prevención a través de la vacunación es la mejor defensa contra el herpes zóster. Existen vacunas que pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar herpes zóster y sus complicaciones asociadas. Estas vacunas están recomendadas especialmente para adultos mayores y para aquellos con sistemas inmunitarios debilitados.

Si sospechas que tienes herpes zóster, especialmente si está cerca de los ojos, es importante buscar atención médica inmediata para comenzar el tratamiento lo antes posible y minimizar el riesgo de complicaciones.

El diagnóstico diferencial es crucial, por eso, si te salen unos granitos a nivel facial sospechosos y en grupo sin un por qué, acude a una consulta médica.

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Vacunación del herpes Zóster Ministerio de sanidad   

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